Una vez hayas subido los escalones de la plaza, y tras haber atravesado el porche con detalles tallados en la piedra, descubrirás un notable conjunto de sesenta y seis puestos tallados. En contraste, se observa con curiosidad una copia única de una pila bautismal sostenida por un demonio inmortalizado en piedra. Pero lo más destacado de este asombroso espectáculo es, sin duda, el Gran Órgano, clasificado como Monumento Histórico. Sesenta paradas divididas entre cuatro teclados y una pedalera de treinta y dos notas que permiten a organistas como Philippe Lefebvre (organista de Notre-Dame de Paris), experimentar una paleta sonora extraordinaria.