Érase una vez…
un cura llamado Domingo de Guzmán, que recorrió la región, para volver a convertir al catolicismo a los habitantes, que se habían convertido al catarismo. Instalado en Fanjeaux para poder recorrer mejor estas tierras «herejes», mediante sus numerosos sermones y disputaciones, logró reconvertir a nueve mujeres cátaras. En ese momento, aún no sabía dónde instalar a estas monjas. Fue entonces cuando, desde las alturas de Fanjeaux, vio tres bolas de fuego posarse sobre lo que en ese momento era una simple aldea con una capilla. ¡Que esto no te detenga! Es aquí donde nació la primera comunidad fundada por Santo Domingo, un anticipo de la futura fundación de la orden de los padres dominicos en 1216